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miércoles, 20 de junio de 2012

3. Mi vida no está tan vacía como para tener que llenarla con objetos.

Paró a repostar gasolina, y aproveché para enviar un SMS a mi padre. No era la mejor idea pero sí la que me evitaría que me escucharan mentir. Que por cierto, se me daba fatal. Me fijé en la tranquilidad con la que él actuaba. La confianza. Yo aun seguía temblando. Ni siquiera me dijo a dónde íbamos, me dijo que conocía un lugar que me gustaría. ¿Qué quería decir eso? ¿Que al final sí me había calado?
-¿Qué le vas a poner a tu papi? Me he escapado con un chico que casi me atropella, me voy a comer con él ahora vuelvo. - Yo no sabía por qué, pero cada vez que me miraba, o se reía me atraía más y más.- Yo creo que le caeré bien.
-Sí, tienes pinta de ser un niño de mamá. 
Su cara se tensó, y su sonrisa pícara desapareció en la última silaba de la palabra. Deseé haberlo retirado. 
-Esmeralda, el hecho de que me sigan llamando Honey es por mi madre...
-Oh, yo no sabía que ella había...
Rió, y eso me descolocó. 
-No, no, ella no está muerta... Estará en casa, porque hoy es su día libre del trabajo. Pero a lo que me refería es que lo llevo por mi madre, y porque cuando era pequeño me compraron un traje de apicultor e hice un par de botecitos de miel, con 9 años. Desde entonces he trabajado. Desde los 9 años, soy todo menos un niño de mamá. 
-Ah, bueno, era una broma...-No me creí su historia. Pensé que quería hacerse notar. El coche era normalito, pero lo suficiente caro para que un chico que ha tenido que trabajar desde pequeño ya sea para ayudar en su casa, o para otra cosa.
-Algún día querrás probar mi miel...
Mi cara debió ser un poema, porque en seguida soltó 3 carcajadas. Que me desarmaron, me desnudaron. Y no supe reaccionar, el ingenio no venía a mi mente.
-Me refería a la miel de las abejas. Hay que ver con las niñas buenas.
-¿Y sigues trabajando?- Intenté cambiar de tema.
-No, mi madre ganó "El Gordo" y ya solo trabaja porque se aburre. Estudió y se dedica a lo que le gusta. Tiene un botique.
Eso encajaba un poco más. Me sorprendí pensando "nuevo rico", y me sentí fatal por dentro.
-Ah, interesante...-Fingí indiferencia, pero quería saber más, para empezar dónde íbamos.
-Bueno, quedan unos 20 minutos para llegar, pero yo ya te he dicho cosas sobre mí, te toca.
-Mmm,vale... Pregunta.- No quería que preguntara, yo ya conocía mi vida.Tan aburrida como la de cualquier hijo de vecino.
-¿Tienes novio?-"¡Bien, mi momento!" pensé. Y para ser explícitos me reí muy exageradamente.Demasiado.
-Depende...
-¿De qué?
-De qué llames por novio.
-Osea que tienes algo, qué bien...-Su suficiencia e indiferencia me indignaron. Estaba claro que algo tenía que gustarle, me llevaba a comer... Era una cita...
-Sí, Samuel es algo..
-¿Samuel?-Su cara de extrañeza me sorprendió. Samuel no era el típico chico guapo,ni el más rico, ni el más listo, no llamaba la atención por nada. Era,por llamarlo de alguna manera, invisible.-Un buen chico para una buena niña. No sabía que tuviera novia.
-He dicho que es algo, no es mi novio.
-Lo que sea.
Parecía enfadado así que miré por la ventana, bajé el cristal y asomé mi cabeza. El pelo ondulado a la velocidad del viento creaba sombras en el asiento de atrás. Cerré los ojos respirando, y sintiendo el calor del viento de octubre en mitad del campo. Un coche pasó por el lado derecho de los dos carriles. Eran dos chicos jóvenes de 20 años seguramente, en un coche destartalado, viejo. Me gritaron algo, y pitaron un par de veces, pero cuando vieron a Honey con su cara de prepotente subieron la velocidad hasta perderse varios metros hacia delante.
-Debes estar acostumbrada a que los plebeyos...
-¿Plebeyos?
-Sí, bueno, la gente normal...
-¿Crees que los considero plebeyos? Son gente normal. Como tú,y como yo.
-No, no eres normal. Tu casa vale más que toda su calle...
-¿Piensas así?- Me enfadé más y más. No pude creerlo, un chico tan , tan... Atrayente. Comportándose como un estúpido niño rico.-Dime, ¿Piensas así?
-No. Yo solo te imito.
No tenía voz suficiente para gritar lo que pensaba, así que lo miré. Sé que es con dureza y con la cara más seria que he puesto en mi vida.
-Será mejor que volvamos...
-Sí.
Mi sí sonó inseguro y me odié por ello. Pero de la nada él subió la velocidad a 170 km/h , y no pude evitar sentir ese impulso hacia atrás.
-¿Qué haces? -Tengo miedo, se me nota.
-Tranquila, no te haría daño. Es para tardar menos en que vuelvas a tu vida de cuento.
-La tuya es igual a la mía. ¡No todo es como piensas! ¿Entiendes? No me conoces... No sabes ni mi nombre.
-Esmeralda.
-¿Qué?
-Que tu nombre es Esmeralda.
-Bueno, sabes perfectamente a lo que me refería. No tienes ni idea, yo no soy como las chicas de las que hablas. Es que creo que esas son casi inexistentes, solo salen en películas...
-Tú juzgas.
-¿A quién?
-A mí...-Los ojos de Honey me miran y al mismo tiempo miran  la carretera cambiando muy rápido. Cuando miraba la carretera se le ve triste, cuando me miraba a mí estaba furioso, y tenía miedo.- Me miraste de una manera ... Compadeciéndote de mí , quizá por no tener un BMV , pero mira guapa, mi vida no está tan vacía como para tener que llenarla con objetos. -Frenó  el coche en la cuneta, y pensé "sé lo que viene ahora, discutir, bajarme del coche y pedir autostop con miedo a que me violen o me tomen por prostituta. "
-¿Tú eres tonto? La primera vez que te vi solo te miré a los ojos, porque me miraste mal... Además, si piensas eso de mí,¿Qué haces llevándome a comer?
-Quizás porque algo me gustó de ti...
-Pues no sé,plebeyo, quizás a mí no me guste nada de ti...
-Seguro que sí, si no hubieras llamado a tu querido Samuel.
-Está bien, ¿Dónde estamos?
-En la carretera M-30.
-Genial.-Saqué el móvil marqué el número de Samuel sin tardar más de 5 segundos. Dos pitidos y descolgó a la otra linea.- Samuel estoy en la M-30 cerca de el área de servicio amarillo.
-¿Estás bien?
-Sí. Ven por mí rápido.
-¿Qué haces ahí?
-Es una larga historia.
-Bueno vale, en media hora estoy allí.
-Vale.
-¿Estás cabreada verdad?
-Un poco, ¿Por?
-Por decirte te quiero...
-Te quiero.
Colgué, cuando me di cuenta que estaba de espaldas a Honey me giré. Aunque jamás lo dijera en voz alta moría por ver su reacción.
-¿Te quiero?-Se rió de mí.- Como yo no tengo nada que hacer aquí me voy... Aunque te vas a morir de frío, porque tu chico va a tardar más de una hora en venir.
-¿Por qué?
-Hay atasco... Mira las carreteras.
Miré, no mentía.
-Mierda.
-Sí me pides que me quede, lo haré.
-Vete.
-No creo que quieras eso, admite que quieres que me quede, solo eso, y te dejaré en el coche hasta que venga tu novio.
-¡No es mi novio!-Me miró escéptico, y se quedó callado. Uno, dos, tres minutos, hasta que no aguanté más.-Está bien, puedes quedarte.
-No. Así no.
-Quiero que te quedes.
-Pensándolo mejor, pídelo por favor.
Me acerqué a él con una confianza que nunca tuve antes, y me acerqué mucho a su piel... A sus labios.
-Por favor.-Susurré, y vi como toda su piel se erizaba.
-Pues por lista ahora una cosa más... Bésame. ¿No tienes novio, no?

2 comentarios:

  1. Hola! :)
    La historia parece intereste, la seguiré leyendo. Ya tienes una nueva seguidora. ^^
    Besos desde www.sollozosenmitaddelbosque.blogspot.com
    PD: Espero verte por mi blog. ;)

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  2. Hola mi ángel!
    Que sepas que cada día me sorprendes más y más! y que tienes muchísimo futuro y que llegarás muy lejos! aunque ya te lo digo cada día!
    TEAMMMMMMMO! (L)

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